26. Trae a mi memoria. Debido a que el orgullo de los hombres no puede corregirse fácilmente, el Señor sigue este argumento, y se aferra a él, para llevar a los judíos a tirar toda la confianza en sus obras y hacerlos más humildes, les da libertad para decir y discutan lo que quieran, para apoyar su causa, si no reconocen que han sido vencidos. Mediante una especie de admisión a su favor, les pide que llamen a su recuerdo; como si hubiera dicho: “Si crees que soy olvidadizo, díselo a ti mismo; recuérdame, si puedes alegar algo bueno; habla a tu turno, callaré. Con esta forma de expresión, se burla de los hombres más que si hubiera dicho de la manera habitual cómo se situaba el asunto. Él muestra que es extremadamente tonto en los hombres reclamar algo para sí mismos; porque, aunque les da libertad de jactancia, se los encontrará completamente incapaces de alegar, y no tendrán nada que decir en defensa de su causa.

Para que puedas ser justificado, es decir, "para que puedas ganar tu causa y llevarte la victoria, te permito decir lo que quieras". Esta es una burla vehemente, que cierra la boca de los hombres más completamente que si pronunciara la sentencia en su propia persona y con la autoridad de un juez. Sin embargo, también debemos observar el diseño del Profeta; porque consideraba necesario despojar a los judíos de la máscara del valor personal, para que pudieran recibir humilde y mansamente la gracia de Dios.

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