Acordaos de mí: supliquemos juntos: declara tú, para que seas justificado.

Recuérdame: recuérdame todas las súplicas que tengas que presentar ante mí en tu defensa. Imagen de un ensayo. Nuestra súplica más fuerte es recordarle a Dios sus propias promesas. Así lo hizo Jacob en Mahanaim y Peniel.

Dios, entonces, en lugar de 'apelar contra nosotros con su gran poder', 'pondrá su fuerza' en nosotros; nos convertimos así en 'recordadores del Señor', ( margen.)

Proclama tú, para que seas justificado, 'anuncia la justicia de Dios', vindicada en Jesucristo, "para que seas justificado" ( cf.).

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad