Con respecto al séptimo verso, (161) podemos aprender de él a lo que ya me he referido, que los judíos hicieron fiestas fúnebres, que los niños y las viudas podría recibir algo de alivio a su dolor; porque el Profeta lo llama la copa de los consuelos, cuando los amigos atendieron amablemente; tenían también algunas gesticulaciones ridículas; porque sin duda la risa a menudo era excitada por los dolientes entre los judíos. Pero vemos que los hombres compiten entre sí lamentando a los muertos; porque se consideraba una pena no mostrar pena por la muerte de sus amigos. Cuando las lágrimas no fluían, cuando los parientes más cercanos no aullaban por los muertos, los consideraban inhumanos; por lo tanto, hubo mucho disimulo en su duelo; y se consideró tontamente un alivio para extender la copa de consuelo. Pero como he dicho antes, el Profeta aquí no señaló lo que era correcto, sino que tomó prestadas sus palabras de lo que comúnmente se practicaba. Sigue -

7. Y no repartirán pan al doliente, para consolarlo por los muertos: ni les darán de beber la copa de consuelo, cada uno por su padre y para su madre.

Blayney cita a Jerome, quien dice: "Era habitual llevar provisiones a los dolientes y hacer un entretenimiento, qué tipo de fiestas los griegos llaman περιδειπνα, y la parentalia latina". - Ed.

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