Al pedirles que tomen esposas para sus hijos y que den a sus hijas en matrimonio, él habla según el orden habitual de la naturaleza; porque sería completamente irracional que los hombres y mujeres jóvenes busquen parejas para sí mismos, de acuerdo con su propio humor y fantasía. Entonces, Dios habla aquí de acuerdo con el orden común de las cosas, cuando ordena a los hombres jóvenes que no se unan de otra manera en el matrimonio que por el consentimiento de los padres, y que las mujeres jóvenes no deben casarse, sino aquellos a quienes se les da.

Luego agrega: Sed multiplicados allí y no disminuidos; como si hubiera dicho que el tiempo del exilio sería tan largo que, salvo que se propagaran, pronto se quedarían en nada: y Dios expresó esto, porque no era su voluntad que la simiente de Abraham fracasara. De hecho, fue una especie de muerte, cuando los había llevado tan lejos, como si los hubiera privado de la herencia que había prometido ser perpetuo: él, sin embargo, administra consuelo aquí ordenándoles que propaguen su especie: porque ellos No podría haber sido alentado a hacerlo, excepto que tenían sus ojos dirigidos a la esperanza de un regreso. Luego les brindó un poco de su misericordia cuando les ordenó que no se redujeran en Caldea. Luego agrega:

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