7. Llene las ollas con agua. Los sirvientes podrían considerar este mandato como absurdo; porque ya tenían más que suficiente agua. Pero de esta manera, el Señor a menudo actúa hacia nosotros, para que su poder se muestre más ilustremente por un resultado inesperado; aunque esta circunstancia se agrega para magnificar el milagro; porque cuando los sirvientes sacaban vino de recipientes que habían sido llenados con agua, no puede quedar ninguna sospecha.

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