24. Pero Thomas, uno de los doce. Aquí se relata la incredulidad de Tomás, por medio de la cual se puede confirmar más plenamente la fe de los piadosos. No solo era lento y reacio a creer, sino incluso obstinado. Su dulzura de aprehensión fue la razón por la cual Cristo nuevamente les permitió a ambos verlo y sentirlo, de la misma manera que antes. De esta manera, se le dio una nueva adición a la prueba de la resurrección de Cristo, no solo a Tomás, sino también a nosotros. Además, la obstinación de Thomas es un ejemplo para mostrar, que esta maldad es casi natural para todos los hombres, para retrasarse por sí mismos, cuando se les abre la entrada a la fe.

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