16. Llame a su esposo. Esto parece no tener conexión con el tema; y, de hecho, uno podría suponer que Cristo, molesto y avergonzado por la insolencia de la mujer, cambia el discurso. Pero este no es el caso; porque cuando percibió que las burlas y las burlas eran su única respuesta a lo que había dicho, aplicó un remedio apropiado a esta enfermedad, golpeando la conciencia de la mujer con una convicción de su pecado. Y también es una prueba notable de su compasión que, cuando la mujer no estaba dispuesta a venir a él por su propia voluntad, la atrae, por así decirlo, contra su voluntad. Pero debemos observar principalmente lo que he mencionado, que aquellos que son completamente descuidados y casi estúpidos deben ser profundamente heridos por una convicción de pecado; porque tales personas considerarán la doctrina de Cristo como una fábula, hasta que, al ser convocados al tribunal de Dios, se vean obligados a temer como un juez a quien antes despreciaban. Todos los que no tengan escrúpulos para levantarse contra la doctrina de Cristo con sus burlas burlonas deben ser tratados de esta manera, para que se les haga sentir que no pasarán impunes. Tal es también la obstinación de muchos, que nunca escucharán a Cristo hasta que hayan sido sometidos por la violencia. Cada vez que percibimos que el aceite de Cristo no tiene sabor, debe mezclarse con vino, para que su sabor comience a sentirse. Más aún, esto es necesario para todos nosotros; porque no estamos seriamente afectados por el hablar de Cristo, a menos que nos haya despertado el arrepentimiento. Entonces, para que cualquiera pueda beneficiarse en la escuela de Cristo, su dureza debe ser sometida por la demostración de su miseria, ya que la tierra, para que pueda ser fructífera, está preparada y suavizada por el arado, (76) solo por este conocimiento sacude todas nuestras adulaciones, de modo que ya no nos atrevemos a burlarnos de Dios. Por lo tanto, cuando una negligencia de la palabra de Dios nos roba, ningún remedio será más apropiado que el de que cada uno de nosotros se despierte a la consideración de sus pecados, para que pueda avergonzarse de sí mismo y temblar ante el juicio. -asiento de Dios, puede ser humilde obedecer a Aquel a quien despreciaba sin motivo.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad