Continúa con la misma metáfora; dijo en el último verso que Dios había nivelado su arco; ahora agrega, que sus flechas habían penetrado en sus riendas, es decir, en sus partes internas. Pero debemos tener en cuenta lo que el Profeta quiso decir, que Dios había tratado tan severamente con la gente, que ninguna parte, ni siquiera la más íntima, era sana o intacta, porque sus flechas habían perforado sus riendas. Luego agrega:

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