13. Y estos son los que tendréis en abominación. Las especies de aves y reptiles que están prohibidas son, como el sentimiento común, repudia casi naturalmente. Y seguramente Dios trató con gran indulgencia hacia su pueblo, para no pesarlo con cargas demasiado pesadas. Pero debido a que la avaricia del hombre a veces se deleita en alimentos monstruosos, deseaba incluso en asuntos menores ponerles rienda suelta, para que no se precipitaran con las naciones paganas a la intemperancia, por lo que se contaminarían. Porque había peligro de que, al devorar animales inmundos, se endurecieran para unirse a otras corrupciones. Se agrega otra ley, que no solo deben abstenerse de comer estos animales inmundos, sino que, si alguno de ellos debe ser matado, no deben contaminarse tocando su canal; no, que si algún recipiente hubiera entrado en contacto con él, los que están hechos de tierra deberían romperse y otros deberían lavarse. Parece ser una cuestión insignificante, que si un ratón se hubiera ahogado en un recipiente con agua, el recipiente en sí debería estar impuro; y la rigurosidad parece excesiva, que los judíos deben ser ordenados, (45) si alguno de esos animales hubiera caído en una vasija de vino y hubiera muerto allí, no solo para derramar el vino, pero también para destruir la vasija; y si se hubiera sofocado en un horno, o si hubiera estado en el hogar, para romperlos a los dos; como si la infección espiritual llegara incluso a cosas sin vida. Pero siempre debemos considerar la intención de Dios: de donde aprenderemos que Él no fue tan severo y exigente en cosas sin importancia como para atar a Su pueblo a la observación de (superfluo) (46) asuntos; pero que estos fueron actos de disciplina por los cuales Él podría acostumbrarlos a estudiar la pureza, que generalmente se descuida y se omite entre los hombres. Hoy en día, también, somos mandados por la boca de Pablo,

"ya sea que comamos, bebamos o hagamos lo que hagamos, para hacer todo para la gloria de Dios" (1 Corintios 10:31;)

pero a este respecto, diferimos de los pueblos antiguos, que, al ser liberados de rudimentos infantiles, somos dirigidos solo a lo que es espiritual, a saber, que Dios nos suministre carne y bebida, para que podamos servir con pureza al Autor de nuestra vida Pero era necesario estimular a los judíos de varias maneras para que pudieran estar más atentos a este objeto; mientras que Dios les ordenó que mantuvieran sus casas libres de toda impureza y que fueran diligentes en velar por la pureza de sus aguas y todas sus vasijas; para poder poner constantemente ante sus ojos cuán diligentemente los haría trabajar después de la verdadera limpieza; como sigue al final del capítulo.

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