29. Y esto será un estatuto para siempre. Este día de expiación pública ahora se menciona finalmente en términos expresos, y la aflicción de las almas, de la cual se toma más nota en el cap. 23, se menciona que pueden ejercitarse más diligentemente en meditaciones penitenciales más serias, ni dudar de que estén verdaderamente purgados ante Dios; y, sin embargo, de una manera sacramental, a saber, que la ceremonia externa podría ser un signo inconfundible de esa expiación, por la cual, en la plenitud de los tiempos, debían reconciliarse con Dios. Por lo tanto, Moisés declara con cierta extensión que este sería el oficio peculiar del sacerdote; y con este elogio exalta la gracia del Mediador venidero, para que pueda dirigir las mentes de los creyentes solo a Él.

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