23. Y cuándo vendrán. Me parece que no hay duda, pero que la circuncisión de los árboles y de los hombres corresponde al Primer Mandamiento, no solo que los judíos puedan ver un símbolo de su propia adopción en los mismos árboles, sino que puedan aprender que está permitido a nadie más que a los hijos de Dios a alimentarse de su fruto; y también que todo lo que produce la tierra es de una manera profana, hasta que se purifica. Seguramente por esta ceremonia se expuso lo que Pablo enseña, que todas las cosas están "santificadas por la palabra de Dios y la oración" (1 Timoteo 4:5;) no que algo sea en sí mismo impuro, sino porque el la tierra ha contraído la contaminación de la corrupción del hombre, es justo, en lo que respecta a nosotros, que los frutos inofensivos también deben considerarse en incircuncisión. En resumen, Dios levantaría un muro por el cual podría separar a su pueblo de los gentiles, y al mismo tiempo amonestarlos de que los hijos de Adán no podían hacer un uso legítimo de las cosas que la tierra produjo, excepto por privilegio. Pero la similitud de la incircuncisión, hasta el año señalado para ser circuncidados, era muy apropiada, para que pudieran reconocer que los frutos de sus árboles eran puros para ellos por el mismo derecho por el cual fueron consagrados como personas peculiares de Dios. Pero, para que la improductividad de los tres años no los presione, él les promete una compensación por la futura bendición de Dios; porque, si se abstuvieran de comer la fruta inmunda, era de esperar un producto más grande en el futuro.

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