19. Relájate, come, bebe, diviértete. Cuando se exhorta a comer y beber, ya no recuerda que es un hombre, sino que se enorgullece al confiar en su abundancia. Diariamente percibimos casos sorprendentes de esta conducta desdeñosa (270) en hombres irreligiosos, que sostienen la masa de sus riquezas, como si fuera nada menos que un descarado muralla contra la muerte. Cuando él dice: Come, alma mía, y diviértete, hay un significado enfático en este idioma hebreo; (271) porque se dirige a sí mismo de tal manera que implica, que tiene todo lo necesario para satisfacer todos sus sentidos y todos sus deseos.

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