10. Dos hombres subieron. Cristo hace una comparación entre los dos hombres, los cuales, al subir a rezar, parecen manifestar el mismo ardor de la piedad, aunque son extremadamente diferentes. El fariseo, que posee santidad externa, se acerca a Dios con una recomendación que pronuncia sobre toda su vida, y como si tuviera el indudable derecho de ofrecer el sacrificio de alabanza. El publicano, por otro lado, como si hubiera sido un paria, y sabía que no era digno de acercarse, se presenta con tembloroso y humilde confesión. Cristo afirma que el fariseo fue rechazado y que las oraciones del publicano eran aceptables para Dios. Las razones por las cuales el fariseo fue rechazado son las siguientes: confiaba en sí mismo que era justo y despreciaba a los demás.

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