38. Para todos viven para él. Este modo de expresión se emplea en varios sentidos en la Escritura; pero aquí significa que los creyentes, después de haber muerto en este mundo, llevan una vida celestial con Dios; como Pablo dice que Cristo, después de haber sido admitido en la gloria celestial, vive para Dios (Romanos 6:10) porque se libera de las enfermedades y aflicciones de esta vida pasajera. Pero aquí Cristo nos recuerda expresamente que no debemos formar un juicio de la vida de los piadosos de acuerdo con las percepciones de la carne, porque esa vida está oculta bajo la custodia secreta de Dios. Porque si, aunque son peregrinos en el mundo, se parecen mucho a los hombres muertos, mucho menos existe una apariencia de vida después de la muerte del cuerpo. Pero Dios es fiel para preservarlos vivos en su presencia, más allá de la comprensión de los hombres.

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