Lucas 20:38

Considere algunas de las consecuencias de la veracidad de este texto:

I. En cuanto al cuerpo. En el lenguaje del cielo, es decir, en la verdad real del caso, el cuerpo nunca muere. Hay eso que vive. Al menos Dios lo ve vivo. La relación del cuerpo con el alma y del alma con el cuerpo subsiste durante el intervalo entre la muerte y la resurrección. ¿Podemos suponer que el espíritu, en el estado intermedio, no afecta ni desea su propio cuerpo? San Pablo nos lleva a ese pensamiento.

Él no descansó, no le gustó la idea de su espíritu desnudo "No es que estemos desnudos, sino revestidos", es decir, con el cuerpo viejo renovado, y ya no más, como ahora, una carga. Para Dios, nada muere: cambia, pero no muere, "porque para él todos viven".

II. Pero en lo que respecta al espíritu. Seguramente no puede ser que las energías estén dormidas, que la existencia sea tórpida, y todas las cosas en suspenso, y la vida como si no fuera vida después de nuestra muerte, hasta el día de Cristo. Entonces, ¿podría decirse de las almas en tal estado que "vivimos para Él"? Lo decimos del cuerpo, de hecho, aunque esté dormido, por sus relaciones con un alma animada. Pero sería cierto si el alma también durmiera ese largo sueño.

¿No viven más bien en un éxtasis de ser y de gozo, si viven para Él? Y pensar en esa vida suya, ¿no nos ayudará a vivir una vida sincera, ocupada, santa y feliz? Pensar en ellos muertos, ¿no es entristecer, obstaculizar y adormecernos? Pero pensar en ellos viviendo, viviendo así, ¿no es para alegrarnos y animarnos?

III. Entonces, ¿qué es la muerte? ¿Quiénes son los muertos? Los que, vivos, viven separados de sus propias almas; y lo que es lo mismo, aquellos cuyas almas y cuerpos están separados de Dios, son los muertos. Esa es la distancia y esa es la despedida. Pero no pienses en los que duermen en Jesús tan lejos. Su vida y la nuestra es una.

J. Vaughan, Cincuenta sermones, quinta serie, pág. 20.

Referencias: Lucas 20:38 . I. Taylor, Saturday Evening, pág. 280; G. Macdonald, Unspoken Sermons, pág. 232. Lucas 20:41 . TT Lynch, Ministerio de tres meses, pág. 265. Lucas 20:46 .

Preacher's Monthly, vol. ii., pág. 251. Lucas 20 FD Maurice, El Evangelio del Reino, p. 301. Lucas 20-21 AB Bruce, El entrenamiento de los doce, p. 328. Lucas 21:1 ; Lucas 21:2 .

RL Browne, Sussex Sermons, pág. 213. Lucas 21:1 . G. Calthrop, Pulpit Recollections, pág. 192. Lucas 21:9 . Preacher's Monthly, vol. ii., pág. 252.

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