15. Cuando se acercaba la noche. Los discípulos ahora habían perdido su objeto, y ven que Cristo está nuevamente absorto en la enseñanza, mientras que las multitudes están tan ansiosas por recibir instrucciones que no piensan en retirarse. Por lo tanto, aconsejan que, en aras de atender sus necesidades corporales, Cristo los envíe a las aldeas vecinas. Había retrasado deliberadamente hasta ahora el milagro que pretendía realizar; primero, que sus discípulos puedan considerarlo más atentamente, y de ese modo derivar de ello una mayor ventaja; y luego, que la misma circunstancia del momento podría convencerlos de que, aunque él no previene, e incluso no abastece de inmediato, las necesidades de su gente, sin embargo, nunca deja de cuidar de ellos, pero siempre tiene a mano la asistencia que ofrece en el momento en que se requiere.

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