32. Y mientras los hijos de Israel. Como no sabemos en qué año, o en qué mes sucedió esto, parecía que nada sería mejor que seguir el contexto de Moisés. Esta historia muestra que los israelitas no siempre fueron afectados por el mismo grado de locura, para ser rebeldes contra Dios; ya que en este caso su moderación no se manifiesta menos que la fervor de su celo piadoso. Pero como una golondrina no hace brotar, formaremos un juicio incorrecto de la vida entera de los hombres a partir de una acción noble. El transgresor de la ley es llevado a Moisés y Aarón, cuya autoridad retiene a todo el pueblo en el camino del deber. Su humildad también es digna de alabanza, ya que esperan en silencio la decisión de Dios; y finalmente, debe agregarse, su energía para ejecutar el castigo tan pronto como Dios haya declarado la sentencia. Diría que en cada punto se ajustaban correctamente a las reglas de la piedad; pero, dado que la ocasión más insignificante los desvió inmediatamente, su hipocresía fue descubierta por esta gran ligereza de conducta.

Esto, sin embargo, es la suma de la historia, que por la muerte de un hombre se sancionó la obligación del sábado, de modo que en adelante podría ser más reverenciado. De hecho, podría ser el caso de que estos hombres, que trajeron al transgresor del sábado, fueron descuidados en otros asuntos y, como es habitual con los hipócritas, fueron excesivamente rígidos en su afirmación de las pretensiones de una ceremonia externa. Sin embargo, a partir del castigo, podemos inferir que el criminal mismo no había cometido un error por descuido, sino en un gran desprecio de la Ley, para no pensar en subvertir y corromper todas las cosas sagradas. A veces, de hecho, Dios ha vengado severamente la desconsideración en la contaminación de las cosas santas; pero es probable que no le haya ordenado a este hombre que sea apedreado, a menos que haya sido condenado por un crimen intencional. Además, con esta severidad, Dios testificó cuánto estrés puso sobre la observancia del sábado. La razón de esto se ha establecido en otra parte, (84) a saber, que por esta marca y símbolo había separado a su pueblo elegido de las naciones paganas. De donde también surgió el principal reproche contra los judíos, cuando fueron llamados sabatistas. (85)

Pero debe tenerse en cuenta que la adoración a Dios no debía consistir en la mera ociosidad y la festividad; y por lo tanto, lo que Dios ordenó respecto del séptimo día tenía otro objeto: no solo que debían emplearse para meditar en sus obras, sino que, renunciando a sí mismos y a sus propias obras, debían vivir para Dios.

Además, este caso nos muestra en general que la magistratura se designa no menos para el mantenimiento de la Primera Mesa que la Segunda; de modo que, si infligen castigo por asesinato, adulterio y robo, también deberían reivindicar la adoración a Dios: porque debe observarse que el hombre no fue apedreado por un mero impulso irreflexivo, sino por el mandato directo de Dios. Sabían, de hecho, lo que se merecía ante el tribunal de Dios; pero, dado que no se había dado ninguna ley política sobre este tema, Moisés no estaba dispuesto a tomar ninguna decisión, excepto por la autoridad de Dios.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad