35. Y el ángel del Señor dijo a Balaam. Nuevamente, a este hombre malvado se le permite irónicamente hacer lo que no podría llevarse a cabo sin pecado. Pero, como he dicho antes, él era tan consciente de su codicia impía, que se engañó a sí mismo a sabiendas y deliberadamente, en lugar de ser engañado. Al mismo tiempo, debemos observar que, como Pablo llama a la sabiduría de Dios "múltiple" (Efesios 3:10), su voluntad se declara de varias maneras, como si fuera inconsistente consigo mismo, aunque siempre En realidad sigue siendo el mismo. Es cierto que fue una mera pretensión de Balaam, que fue a la orden o permiso de Dios. Sin embargo, esta respuesta le fue dada, "Vete", etc. Dios, de hecho, se burló de la locura pertinaz de este hombre malvado, y no aprobó lo que, según las palabras, permitió; Mientras tanto, estas dos cosas son consistentes entre sí, que Dios no aprobó lo que condenó y, sin embargo, eligió que se hiciera. Porque, incluso cuando ejecuta su propósito por medio de hombres malvados, no les prescribe que deben actuar así. Él quiso exigir el castigo de Salomón por las manos de Jeroboam, y que la impiedad de la casa de Acab debiera vengarse de Jehú; y aun así, no era correcto por parte de Jeroboam alterar lo que Dios había declarado, es decir, que la posteridad de David debía continuar en el trono; y Jehú también, aunque había sido ungido por el Profeta, todavía era culpable de un acto criminal al apoderarse del reino: en la medida en que nada más que la ambición lo impulsó a ello. En lo que se refiere a la historia que tenemos ante nosotros, fue su voluntad demostrar por boca de Balaam cuán efectiva e inmutable fue su determinación en cuanto a la adopción de la gente, por lo cual su verdad y fidelidad podrían mostrarse de manera más visible. Sin embargo, Balaam pecó, ya que se sintió atraído, como un sabueso, por el olor de la ganancia, a vender sus maldiciones por dinero.

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