Y la ira de Dios se encendió porque él (Balaam) fue, porque iba con una determinación ciega y obstinada de llevar a cabo su propio plan y obtener la recompensa prometida. Y el ángel del Señor, el Hijo de Dios, que, como tantas veces en el Antiguo Testamento, asumió esta forma, v.35, se interpuso en el camino, en el camino por el que viajaba al país de los madianitas y al Moabitas, por adversario contra él, para hacerle volver en sí incluso en esta etapa. Ahora estaba cabalgando sobre su asno, y sus dos sirvientes estaban con él.

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