Salmo 120:1

1. Lloré a Jehová en mi angustia. El nombre del autor del Salmo no se expresa, pero su estilo presenta a David en nuestra opinión. Aunque, por lo tanto, no puedo afirmar positivamente, estoy bastante inclinado a pensar que fue compuesto por él. Tampoco será inapropiado, a mi juicio, explicarlo como... [ Seguir leyendo ]

Salmo 120:2

2. ¡Oh Jehová! Libra mi alma del labio de la mentira. David ahora señala el tipo de su aflicción, declarando que estaba cargado de falsas acusaciones. Al acusar a sus enemigos de mentiras y falsedades, afirma su propia inocencia de los crímenes que le imputaron calumniadamente. Su queja, por lo tan... [ Seguir leyendo ]

Salmo 120:3

3. ¿Qué te dará la lengua del engaño? (50) El Profeta agrava la malicia de sus enemigos al afirmar que estaban tan malvadamente inclinados a ser malvados cuando no veían ninguna posibilidad de derivar nada ventaja de tal curso de conducta. Sin embargo, parece expresar más que esto: parece más íntim... [ Seguir leyendo ]

Salmo 120:4

4. Las flechas de un hombre fuerte se afilaron, con carbones de enebro. Aquí el salmista amplifica de otra manera la malicia de los que angustian a los simples e inocentes con sus calumnias, afirmando que arrojan sus informes injuriosos como un hombre que debería dibujar una flecha, y con ella atra... [ Seguir leyendo ]

Salmo 120:5

5. ¡Ay de mí! que he sido residente en Mesech. David se queja de que estaba condenado a quedarse mucho tiempo entre un pueblo perverso; su condición se asemeja a la de un individuo miserable que se ve obligado a vivir hasta que envejezca en un triste exilio. Los mesechitas y los kedarenos, como es... [ Seguir leyendo ]

Salmo 120:6

6. Mi alma (58) siempre ha habitado con el que odia la paz. El salmista ahora muestra, sin figura, y, por así decirlo, señala con el dedo a aquellos (59) a quien antes había marcado indirectamente con los términos Mesech y kedar, es decir, los israelitas pérfidos, que se habían degenerado de los sa... [ Seguir leyendo ]

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