2. Adoraré hacia el templo (192) de tu santidad. Él insinúa que él mostraría más que gratitud privada y, para dar un ejemplo antes que otros, cumplirá con el precepto de la ley en el santuario. Él adoraba a Dios espiritualmente y, sin embargo, levantaba la vista hacia esos símbolos externos que eran los medios designados para atraer la mente del pueblo de Dios hacia arriba. Él destaca la misericordia y la verdad divinas como el tema de su alabanza, porque si bien el poder y la grandeza de Dios son igualmente dignos de elogio, nada tiene una influencia más sensata para estimularnos a la acción de gracias que su misericordia gratuita; y al comunicarnos su bondad nos abre la boca para cantar sus alabanzas. Como no podemos saborear, o al menos tener alguna aprehensión viva en nuestras almas de la misericordia divina de otra manera que a través de la palabra, se hace mención de su fidelidad o verdad. Este acoplamiento de la misericordia con la verdad debe tenerse especialmente en cuenta, como he observado con frecuencia, ya que, por mucho que nos parezca la bondad de Dios en sus efectos, tal es nuestra insensibilidad que nunca penetrará en nuestras mentes, a menos que la palabra han venido a nosotros en primer lugar. La bondad se menciona primero, porque el único fundamento sobre el cual Dios se nos muestra como verdadero es que se ha atado a su promesa libre. Y es en esto en lo que se muestra su indescriptible misericordia, que evita que aquellos con ella que estaban a cierta distancia de él, y los invita a acercarse a él condescendiente para dirigirse a ellos de una manera familiar. Al final del versículo, algunos suministran el copulativo y leen: has magnificado tu nombre y tu palabra sobre todas las cosas (193) Estos intérpretes eruditos han rechazado como una pobre representación, y aun así ellos mismos han recurrido a lo que considero una interpretación forzada. Has magnificado tu nombre por encima de toda tu palabra. Estoy satisfecho de que David quiere decir que el nombre de Dios es exaltado por encima de todas las cosas, especificando la manera particular en que él ha exaltado su nombre, cumpliendo fielmente sus promesas gratuitas. Tampoco puede dudar que, debido a nuestra insensibilidad ciega a los beneficios que Dios nos otorga, la mejor manera en que puede despertarnos a la notificación correcta de ellos es dirigiéndonos primero su palabra y luego certificando y sellando su bondad al cumpliendo lo que ha prometido.

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