1. Y él dijo, etc. No me detendré a examinar muy minuciosamente las sílabas, o las pocas palabras, en las que este salmo difiere de la canción que es registrado en el capítulo 22 del segundo libro de Samuel. Sin embargo, cuando nos encontremos con alguna diferencia importante, lo anunciaremos en el lugar apropiado; y encontramos uno en la notable oración con la que comienza este salmo: Te amaré cariñosamente, oh Jehová, mi fortaleza, que se omite en la canción de Samuel. Como la Escritura no usa el verbo רהם, racham, para amar, excepto en la conjugación pihel, y como está aquí en la conjugación kal, algunos de los expositores judíos lo explican como aquí significa buscar misericordia; como si David hubiera dicho: Señor, como te he experimentado tan a menudo como un Dios misericordioso, confiaré y descansaré en tus misericordias para siempre. Y, ciertamente, esta exposición no sería inadecuada, pero no estoy dispuesto a apartarme de la otra, que generalmente se recibe. Debe observarse que el amor a Dios se establece aquí como la parte principal de la verdadera piedad; porque no hay mejor manera de servir a Dios que amarlo. Sin duda, el servicio que le debemos está mejor expresado por la palabra reverencia, para que así su majestad destaque prominentemente a nuestra vista en su infinita grandeza. Pero como no requiere nada tan expresamente como para poseer todos los afectos de nuestro corazón y hacer que salgan hacia él, no hay sacrificio que valore más que cuando estamos atados a él rápidamente por la cadena de un hombre libre y libre. amor espontaneo; y, por otro lado, no hay nada en que su gloria brille más visiblemente que en su bondad libre y soberana. Moisés, por lo tanto, (Deuteronomio 10:12), cuando quiso dar un resumen de la ley, dice:

"Y ahora, Israel, ¿qué requiere el Señor tu Dios? de ti sino amarlo?

Al hablar así, David, al mismo tiempo, tenía la intención de mostrar que sus pensamientos y afectos no estaban tan fijos en los beneficios de Dios como para ser desagradecido con el autor de ellos, un pecado que ha sido demasiado común en todas las edades. Incluso en este día vemos cómo la mayor parte de la humanidad disfruta totalmente a gusto de los dones de Dios sin tener en cuenta a él, o, si piensan en él, es solo para despreciarlo. David, para evitar caer en esta ingratitud, en estas palabras hace como un voto solemne, Señor, como tú eres mi fuerza, continuaré unido y dedicado a ti por amor sincero.

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