20. Me has hecho ver grandes y dolorosos problemas. El verbo ver entre los hebreos, como es bien sabido, se aplica también a los otros sentidos. En consecuencia, cuando David se queja de que se le habían mostrado calamidades, quiere decir que las había sufrido. Y como él atribuye a Dios la alabanza de las liberaciones que había obtenido, él, por otro lado, reconoce que cualquier adversidad que haya sufrido le fue infligida de acuerdo con el consejo y la voluntad de Dios. Pero primero debemos considerar el objeto que David tiene en mente, que es hacer que la gracia de Dios sea, por comparación, la más ilustre, en la forma de contar cuán difícilmente se le había tratado. Si siempre hubiera disfrutado de un curso uniforme de prosperidad, sin duda habría tenido buenas razones para alegrarse; pero en ese caso no habría experimentado lo que es ser liberado de la destrucción por el estupendo poder de Dios. Debemos ser llevados hasta las puertas de la muerte antes de que Dios pueda ser visto como nuestro libertador. Como nacemos sin pensamiento y comprensión, nuestras mentes, durante la primera parte de nuestra vida, no están suficientemente impresionadas con el sentido del Autor de nuestra existencia; pero cuando Dios viene en nuestra ayuda, ya que estamos acostados en un estado de desesperación, esta resurrección es para nosotros un espejo brillante del cual se ve reflejado su gracia. De esta manera, David amplifica la bondad de Dios, declarando que, aunque sumido en un abismo sin fondo, fue arrastrado por la mano divina y restaurado a la luz. Y se jacta no solo de haber sido preservado perfectamente a salvo por la gracia de Dios, sino también de haber sido promovido a un honor superior, un cambio que fue, por así decirlo, la coronación de su restauración, y fue como si hubiera sido levantado fuera del infierno, incluso hasta el cielo. Lo que él repite la tercera vez, con respecto al cambio de Dios, va a la recomendación de la Divina Providencia; La idea que pretende transmitir es que no le sucedió ninguna adversidad por casualidad, como lo demuestra el hecho de que su condición se revirtió tan pronto como el favor de Dios brilló sobre él.

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