5 No temerás el terror de la noche. El salmista continúa insistiendo en la verdad que acabo de anunciar, que si confiamos implícitamente en la protección de Dios, estaremos seguros de toda tentación y ataque de Satanás. Es importante recordar que aquellos a quienes Dios ha tomado bajo su cuidado se encuentran en un estado de absoluta seguridad. Incluso aquellos que han alcanzado la experiencia más avanzada no encuentran nada más difícil que confiar en la liberación Divina; y más especialmente cuando, superados por algunas de las muchas formas en que el peligro y la muerte nos esperan en este mundo, las dudas se insinuarán en nuestros corazones, dando lugar al miedo y la inquietud. Había razón, por lo tanto, por la cual el salmista debía entrar en una especificación de diferentes males, alentando al pueblo del Señor a buscar más de un modo de liberación, y soportar las diversas y acumuladas calamidades. Se menciona el miedo a la noche, porque los hombres son naturalmente aprensivos en la oscuridad, o porque la noche nos expone a peligros de diferentes tipos, y nuestros temores son aptos en esa estación para magnificar cualquier sonido o perturbación. La flecha, en lugar de otra arma, se instancia como volando durante el día, aparentemente porque dispara a una distancia mayor y con tal rapidez que podemos escapar con dificultad. El verso que sigue afirma, aunque en diferentes palabras, la misma verdad, que no hay ningún tipo de calamidad que el escudo del Todopoderoso no pueda rechazar y repeler.

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