Sus vecinos, pues, y los que antes le habían visto mendigar , dijeron: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? 9. Algunos dijeron: Es él; otros, Él es como él. El dijo, Yo soy Hebreos 10 . Entonces le dijeron: ¿Cómo se abrieron tus ojos? 11. Respondió y dijo : Un hombre llamado Jesús hizo barro y me untó los ojos, y me dijo: Ve al estanque de Siloé y lávate. Habiendo ido allí y lavado, he recobrado la vista. 12. Entonces le dijeron: ¿Dónde está este hombre? Él dice, no sé.

Estos versos describen de la manera más natural y dramática el efecto producido por el regreso del ciego a su casa. El evangelista distingue de los vecinos a todos aquellos, en general, que estaban acostumbrados a verlo (participio imperfecto θεωροῦντες) pidiendo limosna. La pregunta de Juan 9:8 es propuesta por todos; pero dos tendencias ligeramente diferentes se manifiestan inmediatamente en las soluciones dadas en Juan 9:9 .

Algunos reconocen francamente el hecho: “Sí, es él”. Otros parecen estar ya preparándose un medio para eludirlo: “Él es como él”. En la lectura bizantina: Él es como él , se concede una semejanza calculada para establecer la identidad. Pero según la variante alejandrina: “ No; ¡pero él es como él! ya habría una negación de identidad; todo se reduciría a una semejanza accidental.

En todo caso, es evidentemente esta última clase la que, ante la declaración del ciego, le presenta las preguntas de Juan 9:10 y Juan 9:12 . La expresión recobrar la vista ( Juan 9:11 ) surge del hecho de que la ceguera, aun desde el nacimiento, es un estado contrario a la naturaleza.

La pregunta de Juan 9:12 delata la intención de suscitar una indagación; es la transición al siguiente pasaje:

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