19 Comparar Mat_14:3-5; Mar_6:17-18.

19 El tratamiento de Herodes de Juan se inserta aquí con anticipación para cerrar el relato del ministerio de Juan antes de abrir el de su Maestro.

21-22 Compare Mat_3:13-17; Mar_1:9-11; Juan_1:32-34.

23 La madurez y la filiación, a diferencia de la natividad y la minoría de edad, no se alcanzaban al nacer, sino que se esperaba hasta el trigésimo año. La genealogía que se da aquí no trata del nacimiento ni del engendramiento, sino de la filiación. Por lo tanto, no se introduce hasta que Él llega a Su plena madurez, y Dios mismo lo reclama como Su Hijo. El siguiente árbol genealógico difícilmente pretende probar que Él era descendiente de Adán, sino más bien mostrar que esta línea, a través de la cual Él se hizo carne, era absolutamente incapaz de producir al Sin Pecado, aparte de Su paternidad divina.

23 Esta genealogía nos da la "Simiente de la mujer " (Gen_3:15) que aplastará la cabeza de la serpiente. A diferencia del pedigrí de Mateo, no rastrea la ascendencia masculina física, sino la línea legal, a través de María hasta Adán. Cristo es proclamado primero como el Hijo de Dios. Luego se muestra que Él es el hijo legal (no físico) de José. José tampoco es descendiente de Helí, de quien se dice que es hijo, pues en Mateo leemos que fue engendrado por Jacob.

Era, pues, yerno de Elí, por su matrimonio con María, hija de Elí. Como Elí no tenía hijo propio, su asignación pasó al esposo de su hija (Números 27:8), por lo que José es el hijo legal de Elí y el hijo físico de Jacob.

27 Los linajes se encuentran en Zorobabel y Salatiel (Mateo 1:12), justo después del cautiverio, porque el linaje de Natán se extinguió en Neri, de modo que el hijo de Jeconías, Salatiel, era también hijo legal y heredero de Neri. Desde allí se remonta al segundo hijo sobreviviente de Betsabé, la esposa de David. Desde David hasta Abraham esto corresponde con la genealogía de Mateo. Cuando Eva dio a luz a Caín, supuso que él era la Simiente prometida, entonces dijo: "He adquirido un hombre, Jehová", y lo llama "Caín", es decir, "Adquirido".

Pero antes de que naciera su hermano Abel, ella se dio cuenta de su error y lo llamó "Abel", Vanidad. La Simiente no iba a ser la simiente de Adán, sino la Simiente de la mujer. Esta lección se enfatiza nuevamente cuando la línea masculina muere en Neri, y la asignación pasa a través de una mujer a un hijo legal, y esto se repite cuando José se convierte en hijo de Elí a través de su esposa María. Ni un solo hombre en toda la lista fue capaz de generar a Aquel que había de herir la cabeza de la serpiente. Es un pedigrí roto y pecaminoso. De ahí la absoluta necesidad de que Él sea engendrado, no de hombre, ni de la voluntad de la carne, sino de Dios, y que una virgen dé a luz a Emanuel.

36 Como este Cainán no se encuentra en el texto hebreo y parece haber sido desconocido para algunos de los primeros padres, algunos se inclinan a considerarlo como una corrupción muy temprana del texto. Pero, si lo retenemos, tenemos el número notable, setenta y siete, como el total completo, y, cuando se omiten todos los nombres que se encuentran también en la genealogía de Mateo, descubrimos tres grupos de exactamente veinte nombres cada uno.

1-13 Comparar Mat_4:1-11; Mar_1:12-13.

2 El Calumniador es el soberano de los reinos de la tierra. Antes de proclamar el Reino era necesario que él fuera encontrado y vencido. Le quitó el dominio a la humanidad a través de su engaño en el jardín (1Ti_2:14). Adán no tenía necesidad de alimento, pero pecó. Cristo estaba hambriento por un ayuno de cuarenta días, pero resistió la tentación de proveerse de alimentos. Adán estaba en un hermoso jardín, la cabeza de todas las criaturas en la tierra, pero cedió a Satanás.

Cristo estaba en un desierto entre las bestias salvajes, pero se negó a rendir homenaje a pesar de que debería darle la jefatura que le correspondía por derecho. Adán cuestionó la bondad de Dios y lo ofendió al buscar lo que Él retuvo. Nuestro Señor se negó a dudar de Su amor, aunque todo rastro de él parecía haberse desvanecido. Él no lo pondría a prueba. En todos los puntos en los que fracasó el primer hombre, el segundo Hombre, aunque tentado muchas veces más intensamente, pasó la prueba triunfalmente. Ningún simple hijo de Adán podría haber resistido. Si Él no hubiera sido el Hijo de Dios, la tensión habría sido demasiado grande.

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