Vino María y les dijo a los discípulos: He visto al Señor, y Él me ha dicho estas cosas. Ella se convirtió así en apóstol y evangelista de los Apóstoles. Y en consecuencia, cuando los judíos la llevaron al exilio y llegó a Marsella, predicó el evangelio a la gente de allí. Y mereció plenamente este honor, por su ardiente amor a Cristo, su fe y constancia, que la llevó sola al sepulcro de madrugada, donde esperó pacientemente hasta ver a su Jesús.

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Antiguo Testamento