Pero este pueblo que no conoce la Ley es maldito. De paso, es decir , de Moisés y la ley a Jesús y el evangelio. Por este término los fariseos se esfuerzan por aterrorizar a los oficiales y otros, y alejarlos de la fe y el amor de Jesús. "Son merecedores" (dice Teofilacto) "de muchas maldiciones por ser incrédulos ellos mismos, y los autores de la incredulidad en otros". como dice s

Cirilo: "Los sabios, al jactarse, se vuelven necios. Porque mientras profesan conocer la ley, se acusan a sí mismos de incredulidad", y también de ignorancia, al no reconocer a Cristo, quien fue prometido por la ley, y quien entonces se presentó ante ellos. . (Véase Deuteronomio 18:19 .) Vers. 50, 51. Nicodemo les dijo , &c.

La ley de Moisés, (Dt 14:14) y la ley de la naturaleza, Nicodemo acusa a sus colegas de ser los violadores de ambas leyes. Pero lo hace en silencio, por temor a su ira. Porque, como dice S. Agustín, "Porque esperaba que si lo escuchaban con paciencia, llegarían a ser como aquellos oficiales que fueron enviados para llevar a Cristo, pero prefirieron creer en Él". Y además Cyril afirma que Nicodemus dijo esto como remordimiento por su conciencia.

Trabajando todavía bajo una timidez fatal, y sin combinar la audacia de hablar con su celo, expone a no ver la fe que era inherente a él. Pero revistiéndose de un manto de simulación, era una especie de defensor secreto de Cristo. Aunque es deber de los creyentes profesar la verdadera fe sin temor ni vergüenza, como dijo S. Pablo: "No me avergüenzo del Evangelio de Cristo", etc. (Romanos 1:16). versión 52. Respondieron , &c. Y tú, siendo del mismo país, ¿lo favoreces y lo defiendes?

Escudriñad ( las Escrituras , Vulg .) y ved que de Galilea no se levanta ningún profeta. Ellos responden con insolencia, como si no conociera las Escrituras. Atiendenos y aprende. "Lo insultan", dice Teofilacto; "Ve y aprende, porque hasta ahora no has aprendido que de Galilea no se levantó ningún profeta". Esto no era cierto. Porque Débora era de Galilea (Jueces 4:4-6), y Ana de la tribu de Aser ( Lucas 2:36 ), y Nahum el elcosita de Elkosh, ciudad de Galilea. Y en Samaria, que estaba junto a Galilea, hubo muchos profetas, como Elías, Eliseo y los cien que Abdías escondió en una cueva.

2. Es temerario afirmar que porque hasta ese momento no había surgido ningún profeta de Galilea, ninguno se levantará después.

3. Era una tontería, porque Nicodemo nunca había dicho que Jesús era un profeta, sino simplemente que no debía ser condenado sin ser oído; pero estaban tan cegados por el odio que cometieron muchas cosas temerarias y tontas contrarias al juicio razonable.

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