Y de la misma manera un levita, estando él en el lugar, vino y lo miró, y pasó de largo por el otro lado. El levita entre los judíos, como los diáconos en la Iglesia, asistía al sacerdote en sus ministerios. Por lo tanto, era de la misma opinión que el sacerdote, porque como el sacerdote es el levita, como el prelado es el diácono, como el maestro es el siervo, como el maestro es el discípulo. Y así pasó también por el otro lado.

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Antiguo Testamento