Tomó pan y lo bendijo. Lo bendijo haciéndolo convertirse en su cuerpo como en la consagración de la Eucaristía. Pues que Cristo así la consagró, aunque Jansenio y algunos otros lo nieguen, es claro:

1. Porque S. Mateo, S. Marcos y S. Lucas usan las mismas palabras acerca de la institución de la Eucaristía, como las usa aquí S. Lucas.

2. Porque esta bendición no parece haber sido dada al comienzo de la comida, porque Cristo no deseaba desaparecer de su vista antes de haber comido con ellos, para que no lo tomaran por un fantasma. Se daba en medio, o más bien al final, de la comida. No era por tanto la bendición ordinaria sobre lo que se había dispuesto para su uso, sino solemne y eucarística.

3. Esto es claro también por el efecto que esta bendición del pan tuvo sobre los discípulos. "Se les abrieron los ojos y le conocieron".

4. Esta es, además, la opinión de la gran mayoría de los Padres. Así dice el autor citado por S. Crisóstomo ( Hom . 17): “El Señor no sólo bendijo el pan, sino que lo dio de su propia mano a Cleofás y a su compañero. Pero lo que es dado por su mano no sólo es santificado, sino que sino santificación y causa de santidad para el que la recibe”.

Nuevamente, "¿Cómo quiso el Señor darse a conocer? Al partir el pan. Estamos contentos entonces; al partir el pan, el Señor se nos da a conocer. De ninguna otra manera es Su voluntad revelarse a Sí mismo. Por lo tanto, , aunque no le veremos en forma corporal, nos ha dado a comer su carne". S. Agustín ( Serm. 140 De Temp. )

Este pasaje de la Sagrada Escritura es prueba del uso de una sola especie en la Eucaristía, pues es claro que Cristo ni consagró ni dio la copa a los discípulos. Después de haber bendecido el pan y dárselo, lo reconocieron, e inmediatamente desapareció de su vista. S. Agustín, Crisóstomo, Beda y otros.

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