Tomó pan y lo bendijo. - Si los dos viajeros hubieran sido del número de los Doce, podríamos haber pensado en las palabras y actos como un recordatorio de su última Cena con su Señor. Tal como estaban las cosas, debemos pensar en esas palabras y actos como para enseñarles, y, a través de ellos, otros, la misma lección que entonces se les había enseñado a los Doce, que sería en el "partimiento del pan" que ellos de ahora en adelante llegaría a reconocer la presencia de su Maestro.

Y ellos también, debemos recordar, ya sea que fueran de los Setenta, o entre la compañía más amplia de discípulos, deben haber tenido recuerdos, puede ser de multitudes alimentadas con la escasa provisión de unos pocos panes de cebada, puede ser de tranquilidad. tardes sin multitud, cuando habían contemplado el mismo acto y oído las mismas palabras de bendición. Esta comida también se volvió tan llena de significado espiritual que bien podemos anticiparnos al lenguaje técnico de la teología y decir que para ellos era "sacramental".

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