Y desapareció de su vista. - Literalmente, se volvió invisible. El adjetivo no aparece en ninguna otra parte del Nuevo Testamento. En el orden de los tiempos, este es el primer ejemplo de las nuevas condiciones de la vida resucitada de nuestro Señor. No fue que se levantó y salió de la habitación en la que estaban sentados. En un momento lo conocieron con toda la plenitud del reconocimiento; y luego no lo vieron más. El trabajo por el cual había venido a ellos estaba hecho.

Les había impartido consuelo y perspicacia, y los había puesto en comunión consigo mismo, y luego se les debía enseñar que esa comunión ya no dependería, como antes, de una presencia visible y localizada. (Comp. Lucas 24:36 ; Juan 20:19 ; Juan 20:26 .)

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