Verso 31. Se les abrieron los ojos... Pero no debemos imaginar que administró la santa eucaristía en ese momento; no hay la más remota evidencia de ello. Se trataba de una simple comida familiar, que terminó antes de haber empezado.

Lo reconocieron... Su actuación como padre de familia, al tomar, bendecir y distribuir el pan entre ellos, les hizo recordar aquellos labios que tantas veces habían oído hablar, y aquellas manos por las que tantas veces habían sido alimentados. Tal vez también se deshizo del disfraz que había asumido antes, y ahora apareció en su propia persona.

Desapareció de su vista... Probablemente, durante su sorpresa, aprovechó la oportunidad para retirarse del lugar, dejándoles reflexionar y meditar sobre lo que habían oído y visto.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad