Llamó a uno de los centuriones - ¿Quién podría en ese momento haber tenido un cargo especial del castillo, o haber estado en guardia? Pablo tenía la seguridad divina más positiva de que su vida se salvaría y de que aún vería Roma; pero siempre entendió que las promesas y propósitos divinos eran consistentes con sus propios esfuerzos y con todas las medidas adecuadas de prudencia y diligencia para garantizar su propia seguridad. No descansó simplemente en las promesas divinas sin ningún esfuerzo propio, sino que se animó con esas promesas a realizar sus propios esfuerzos por la seguridad y la salvación.

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