La repetición de esta frase característica (comparar Jueces 17:6; Jueces 18:1; Jueces 19:1) probablemente tiene la intención de impresionarnos la idea de que estos trastornos surgieron del falta de una autoridad suficiente para suprimirlos. La preservación de tal historia, de la cual los israelitas deben haberse avergonzado, es una evidencia sorprendente de la divina supervisión y dirección con respecto a las Sagradas Escrituras.

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