Así como investir al sacerdote con vestiduras oficiales era un reconocimiento ante los hombres de la posición oficial de la persona (ver nota), así el ungirlo con aceite era un reconocimiento de que toda la idoneidad para su oficio, todos los poderes con los que él cumpliría correctamente sus deberes, debe venir del Señor.

Así, de nuevo, con la santificación de las cosas santas. Cada uno de ellos fue diseñado por la sabiduría divina para transmitir un significado espiritual a la mente del hombre. Eran medios de gracia para el devoto adorador. El aceite derramado sobre ellos fue un reconocimiento de este hecho, y al mismo tiempo los santificó y los apartó de todo uso profano y ordinario. Por razones afines, aunque para expresar otra idea, el altar debía ser santificado también con sangre. Véase la nota .

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad