Para que pueda ver el bien de tu elegido - Tu pueblo elegido; o tus elegidos. Que pueda poseer y disfrutar el mismo favor y felicidad que ellos. Aquí se implica que se les otorgan favores especiales; o, esa felicidad se encuentra en la amistad de Dios que no se puede encontrar en ningún otro lado. Es una característica de la verdadera piedad desear hacerla nuestra. Un hombre verdaderamente religioso desea más la felicidad que resulta de estar entre los "elegidos" de Dios que todo lo que el mundo puede conferir.

Para que pueda regocijarme en la alegría de tu nación - La felicidad que se encuentra en la nación que te sirve. La verdadera religión, el favor de Dios, no solo confiere felicidad al "individuo" que la posee, sino a la nación o las personas donde prevalece. Es tan adecuado para producir felicidad allí, y es tan necesario para la felicidad allí, como en el caso de un individuo.

Para que pueda gloriarme con tu herencia - Para compartir el honor de tu pueblo. La palabra "herencia" aquí se usa para denotar lo que es propio, y por lo tanto se aplica al pueblo de Dios considerado como "suyo". El significado es que el salmista no deseaba otra gloria, honor o distinción que la que pertenecía al pueblo de Dios como tal. No buscó la "gloria" conectada con las distinciones del mundo; la exhibición de riqueza; el triunfo del genio, de la conquista, de las armas, pero la "gloria" de ser amigo de Dios y de participar de lo que Dios confiere a su pueblo.

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