Este salmo se titula "Canción de grados para Salomón"; en el margen, "De Salomón". En la versión siríaca, el título es: “De los Salmos de la Ascensión; hablado por David sobre Salomón; se habló también de Hageo y Zacarías, quienes instaron a la reconstrucción del Templo ". El significado del título puede ser "para Salomón" o de Salomón; es decir, puede haber sido compuesto por él o con referencia a él. Muchos han supuesto que fue escrito por David cerca del final de su vida, y fue diseñado para ser una guía para Salomón, su sucesor, con respecto a los principios que deberían gobernarlo en su reinado. Sin embargo, no hay nada en el título en hebreo que indique que fue compuesto por David; y no hay nada en el salmo que parezca especialmente apropiado para dirigirse a un joven monarca que acaba de entrar en su reinado, a menos que sea el mero filete de dependencia de Dios. La alusión a los niños Salmo 127:3, hermosa y apropiada como es, parece no tener pertinencia particular para una entrada en la administración de un gobierno, y no sería el tema que se sugeriría más naturalmente en tales circunstancias La probabilidad, por lo tanto, es que el salmo fue compuesto por Salomón. En qué ocasión, sin embargo, fue escrito, ahora es imposible de determinar. Los sentimientos y el estilo están de acuerdo con la idea de que Salomón fue el autor, y todo el salmo podría haberse introducido en el Libro de Proverbios sin ninguna discrepancia manifiesta con el carácter general y el estilo de ese libro. Según el propio salmo, parecería que estaba compuesto principalmente con referencia a alguien que estaba entrando en la vida doméstica, y que tenía la intención de presentar ante él los puntos de vista que deberían guiarlo, o los pensamientos que deberían ocurrir. él. Nada podría ser más apropiado en tales circunstancias que los sentimientos del salmo:

I. La dependencia total de Dios para el éxito, Salmo 127:1.

II La vanidad de todos los esfuerzos: levantarse temprano y sentarse tarde, sin la bendición divina, Salmo 127:2.

III. El hecho de que los niños pertenecen a Dios y deben ser considerados como suyos, Salmo 127:3.

IV. La ayuda que se podría esperar que los niños brinden a un padre para apoyarlo o defenderlo, Salmo 127:4.

V. El consuelo que podría esperar obtener de ellos, y el honor que, al estar debidamente entrenados, reflejarían en él y en la familia, Salmo 127:5.

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