y si me es propio ir también a mí, ellos irán conmigo. [Pablo no pide ser custodio de la ofrenda. Ordena a la iglesia que designe a sus propios mensajeros para que la lleven, elevándose así él mismo por encima de toda sospecha de apropiación indebida, y dándole a la iglesia un nuevo incentivo para hacer una ofrenda liberal, porque le daría a la iglesia un nuevo gozo y beneficio al tener en su miembros los que habían estado en Jerusalén y visto a los apóstoles.

Pablo, como apóstol, y como alguien que conoce personalmente a la iglesia de Jerusalén, promete dar a los portadores del fondo cartas de presentación y recomendación a los apóstoles y ancianos de Jerusalén; y, si la grandeza de la colecta y la dignidad de la ocasión lo requieren, accede a acompañar él mismo la generosidad. La colecta resultó lo suficientemente grande como para justificar esto, y Paul acompañó a los delegados. Para los nombres de los que salieron de Grecia con Pablo, véase Hechos 20:4 ]

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Antiguo Testamento