Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como con locura, con esta confianza de gloriarme. [Que nadie piense que soy lo suficientemente tonto como para jactarme a sabiendas por mi propia voluntad, pero si alguien lo piensa, que, no obstante, tenga paciencia conmigo en mi jactancia, ya que mis adversarios lo han puesto por orden de El dia. Estoy dolorosamente consciente de que el Espíritu de Dios no me induce a jactarme, sino que lo hago por mi propia responsabilidad, o de acuerdo con mi propia necedad confiada, ya que mi comportamiento se ha convertido en una necesidad permisible por su comportamiento hacia mí.]

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento