24. Era imposible que esta providencial y súbita muerte de Herodes, ocurrida tan poco tiempo después de los asesinatos que había cometido en Jerusalén, no afectara seriamente la mente del público. No nos sorprende, por tanto, que Lucas añada: (24) " Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba". Una vez más los esfuerzos de los hombres por aplastar la causa de Cristo resultaron en la extensión de sus triunfos.

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