Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. [Mortificar la carne es ser guiado por el Espíritu, y ser guiado por el Espíritu es ser hijo de Dios; porque, aunque todos en la iglesia reclaman esta filiación, sólo se demuestra que la afirmación es genuina en el caso de aquellos que son guiados por el Espíritu. El Espíritu guía tanto externa como internamente. Externamente, el Espíritu suministra la verdad del evangelio tal como se establece en el Nuevo Testamento, y las reglas y preceptos que allí se encuentran son para la instrucción y guía de los hijos de Dios. Internamente, el Espíritu ayuda ministrando fuerza y ​​consuelo al discípulo en su esfuerzo por conformarse a la verdad revelada y la voluntad de Dios.]

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Antiguo Testamento