El versículo siete comienza: "He aquí, vengo pronto". Es un completo error aplicar estas palabras al evento técnicamente conocido como la segunda venida personal de Cristo, como tantos hacen en estos días. El último capítulo, como el primero, tiene su punto de vista entre las iglesias del primer siglo. Cristo, a través de Juan, les está advirtiendo de la tormenta que está a punto de estallar sobre sus cabezas, y "he aquí que vengo pronto" tiene una referencia evidente a los juicios a los que, en su día, estuvieron muy cerca, los juicios de sus perseguidores descritos en la primera parte del libro.

Sólo arrancando arbitrariamente tales expresiones de la textura tupida del libro se puede hacer que se refieran a algún evento en un futuro lejano para Juan y todavía futuro para nuestra época. Aquel que capta en un concepto global todo el libro, con sus detalles relacionados, no cometerá tal error de interpretación. El versículo siete termina con estas palabras: "Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro", casi un duplicado exacto del capítulo uno, versículo tres.

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