Filipenses 4:15 . y vosotros mismos también sabéis. Para que pueda mostrar con más locura lo bien que recuerda el cuidado que le tenían, y que no pretendía reprocharlo con sus palabras en Filipenses 4:10 , procede a recordarles su antigua generosidad en su necesidad.

vosotros filipenses. El nombre se destaca enfáticamente en el original, y se inserta como una señal de profundo respeto, como él podría decir, 'la iglesia de mi especial gozo'.

que en el comienzo del Evangelio. Cuando San Pablo predicó por primera vez en Filipos fue el comienzo del Evangelio para ellos. Había visitado a Filipos por lo menos dos veces después ( Hechos 20:1-2 ; Hechos 20:6 ), pero en su primera visita, cuando lo llevaron a Tesalónica, sus necesidades, naturalmente, deben haber sido muy grandes; porque de los prisioneros tratados como él y Silas habían sido, podemos estar muy seguros de que los rudos representantes de la ley se habían apoderado de todo lo que tenían.

cuando partí de Macedonia. Esto parece mostrar, lo que casi podríamos haber deducido de los Hechos ( Hechos 17:14 ), que la congregación de Filipos se hizo cargo de San Pablo en todo su viaje por Macedonia, y fueron los hermanos quienes lo enviaron al mar. , y lo condujo, y proporcionó los medios para su viaje a Atenas.

ninguna iglesia tenía comunión conmigo. En Tesalónica tuvo poco éxito o simpatía, por lo que vemos en la historia. Sin embargo, a esta iglesia fue enviada la primera de sus Epístolas en el orden de tiempo que poseemos, y probablemente fue escrita antes de que terminara el Segundo Viaje Misionero, en el que San Pablo visitó Europa por primera vez. Por lo tanto, los adolescentes deben haber formado el comienzo de una congregación, que a través de las labores de los que quedaron atrás fue alimentada con mayor fuerza. En Berea se mostró más simpatía por la enseñanza del apóstol, pero ni los tesalonicenses ni los berceos lo ayudaron con sus medios.

en el asunto de dar y recibir, sino vosotros solamente. La frase del apóstol está tomada de la llevanza de cuentas. Describe la transacción como una cuestión de deudor y acreedor. Ellos dan, y él recibe, y así hay una cuenta de ambos lados sobre su deuda, sobre la de ellos de reclamo. Y está dispuesto, más aún, contento de que así sea: no quiere que se borre o disminuya; porque lo que ellos, de su libre albedrío, le han dado, le ha sido dado a Dios, y recibirá su recompensa de Sus manos; y es a la vez signo exterior de la obra de la gracia y de la fe en sus almas gracia porque son conscientes de cuánto deben por las consolaciones del Evangelio; fe porque dan, sin esperar otra cosa, sino dando al Señor.

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