cayendo ; de la verdad y el deber al error y al pecado. En todo esfuerzo por nuestro bien y el de los demás, debemos depender para el éxito total de la gracia de Dios, quien es poderoso para salvarnos del pecado, guardarnos de caer en él y presentarnos sin mancha ante la presencia de su gloria, con supremo y eterno gozo. A él pertenece la gloria de todo el bien que se hace o se disfruta, y a él deben ser dadas todas las alabanzas para siempre. Amén.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento