De todos los mandamientos, el décimo es el más profundo. Lo que se condena no es una acción, sino un pensamiento o un deseo: cp. Proverbios 4:23 ; Mateo 15:18 . Este mandamiento muestra que el Decálogo es más que un mero código de derecho civil. Las leyes humanas no pueden reconocer los pensamientos del corazón.

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