Tercera profecía de Jeremías. El destino de las diez tribus una advertencia para Judá

En esta profecía, como en la última, se denuncia la idolatría bajo la figura de infidelidad al voto matrimonial. Pero como distinción marcada, Dios invita aquí al arrepentimiento, y de esto depende el perdón.

6-20. Israel y Judá han abandonado a su Divino Esposo, pero el perdón seguirá al arrepentimiento.

7-11.Samaria, la capital del reino de las Diez Tribus, después de que Sargón, rey de Asiria, hubiera capturado una tenaz resistencia, en el 722 a. C., más de 27.000 de sus habitantes fueron deportados. El aislamiento y la pobreza comparativa de Judá la ayudaron a sobrevivir a su hermana del norte durante más de cien años. Pero el hecho de no aprovechar la advertencia que se le brindó trajo sus inevitables resultados. Además, a pesar de los mayores privilegios, había aumentado la traición a la apostasía, al fingir hipócritamente que todavía rendía homenaje a Jehová al amparo de ritos idólatras. Ella había rechazado las reformas de Josías y este rechazo selló su destino. “No es por el acto de su gobierno que una nación se sostiene o cae; Acaz y Manasés prestaron el peso de su influencia a la causa de la idolatría; Ezequías y Josías a la causa de la verdad:

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