Parábolas de la oveja perdida, de ellas Moneda perdida, del hijo pródigo

1-7. Parábola de la oveja perdida. Ver en Mateo 18:12 . La primera de una serie de tres parábolas para animar a los penitentes. Muestra el amor de nuestro Salvador por los marginados, los despreciados y las clases criminales en general. Reprende a los fariseos, que profesaban ser pastores, por descuidar la parte del rebaño que más necesitaba su ayuda y, por último, indica que los fariseos son en muchos aspectos peores que los pecadores que desprecian. El dueño del rebaño es el mismo Señor, el Buen Pastor ( Juan 10:14); el rebaño es Su Iglesia, que abarca a hombres de todo tipo; los noventa y nueve son los que parecen ser justos, como los fariseos; la única oveja que se pierde y se encuentra, son todos pecadores verdaderamente arrepentidos. Estos se representan como una oveja no porque sean pocos en comparación con los demás, sino para mostrar el amor de Cristo por cada alma individual. El buscar y poner a la oveja perdida sobre sus hombros, es la obra de amor de Cristo al suplicar al pecador, y finalmente, después del debido arrepentimiento, traerlo de regreso a un estado de gracia. Los amigos y vecinos que se regocijan con él son los ángeles. 'En ninguna imagen habitó la Iglesia primitiva con más cariño que esta, como atestiguan las muchas gemas, sellos, fragmentos de vidrio y otras reliquias que nos han llegado, en las que Cristo está así representado. Es frecuente también en bajorrelieves, sobre sarcófagos y pinturas en las catacumbas. A veces hay otras ovejas a sus pies, generalmente dos, mirándolo con placer a él y a su carga. Esta representación ocupa siempre el lugar de honor, el centro de la bóveda o tumba '(Trinchera). Los rabinos cuentan la historia de que Moisés, mientras cuidaba los rebaños de Jetro, fue tras un cabrito (o cordero) que se había descarriado. Como pensó que debía estar cansado, lo levantó suavemente y lo cargó sobre sus hombros. Dios se complació y dijo: "Ya que has tenido piedad al traer de vuelta la bestia de un hombre, serás el pastor de mi rebaño Israel durante toda tu vida". (Zanja). Los rabinos cuentan la historia de que Moisés, mientras cuidaba los rebaños de Jetro, fue tras un cabrito (o cordero) que se había descarriado. Como pensó que debía estar cansado, lo levantó suavemente y lo cargó sobre sus hombros. Dios se complació y dijo: "Ya que has mostrado compasión al traer de vuelta la bestia de un hombre, serás el pastor de mi rebaño Israel durante toda tu vida". (Zanja). Los rabinos cuentan la historia de que Moisés, mientras cuidaba los rebaños de Jetro, fue tras un cabrito (o cordero) que se había descarriado. Como pensó que debía estar cansado, lo levantó suavemente y lo cargó sobre sus hombros. Dios se complació y dijo: "Ya que has tenido piedad al traer de vuelta la bestia de un hombre, serás el pastor de mi rebaño Israel durante toda tu vida".

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