Solo teme al Señor y sírvele con la verdad, &C. De lo contrario, ni mis oraciones ni mis consejos te servirán de nada. Así vemos que en medio de todos los cambios del estado hebreo, sus profetas inculcaron constantemente el mismo gran principio, a saber, el de temer y servir al único Dios vivo y verdadero, en espíritu y en verdad. Ya sea que Moisés o Josué, los ancianos, los jueces o los reyes fueran sus gobernadores, este gran punto se mantuvo a la vista y se siguió persiguiendo. Y este fue en verdad el fin de la Divina Providencia al seleccionar a este pueblo: preservar y difundir entre la humanidad el conocimiento y la adoración del Dios verdadero, y la obediencia a su voluntad, fue el gran punto de vista, en los consejos divinos, en todos eso fue hecho por y para los israelitas. Y este gran propósito, a pesar de todas sus revueltas y rebeliones, todavía se llevó a cabo, al menos en cierta medida, y se cumplió.

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