He aquí, la batalla estaba por delante y por detrás. De modo que Judá fue inesperadamente llevado a un gran aprieto y atemorizado. Una buena causa, diseñada para salir victoriosa, puede verse envuelta en dificultades y angustias. Y clamaron al Señor. Porque cuando el peligro estaba por todas partes, ¿hacia dónde debían mirar sino hacia arriba en busca de liberación? Es un consuelo indescriptible que ningún enemigo, ni el más poderoso o político, ni ninguna estratagema o emboscada, pueda cortar nuestra comunicación con el cielo. Nuestro camino hacia allá siempre está abierto. Podemos esperar que clamaron al Señor antes de participar en esta guerra; pero la angustia en que se encontraban les hizo renovar sus oraciones y los animó a ser más importunos. Dios pone a su pueblo en apuros para enseñarles a clamar a él.

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